
En esta ocasión queremos darles un regalo especial. Vamos a hablar sobre el tipo de piel y sus cuidados.
Como vamos a tratar sobre el cutis, primero explicaremos qué es la piel.
La piel es el órgano más extenso de nuestro cuerpo y sus funciones son importantísimas porque lo cubre por completo, es como nuestra cáscara que nos sirve de protección. La piel nos defiende de microbios y bacterias, pero también del sol y del medio exterior. Tiene un PH de 4,5 a 5,5. Es termoreguladora, nos permite sentir todo lo que nos rodea y amortigua cualquier golpe o daño que venga del exterior.
La piel es también nuestra carta de presentación porque en el rostro se refleja todo: nuestra salud, nuestra edad, hasta nuestro estado de ánimo.
En la piel tenemos 3 capas:
- Epidermis: Es la capa superficial, donde se encuentran los estratos basal, espinoso, granuloso, lúcido y córneo. Es aquí donde se encuentran las células de queratinocitos (queratina), melanocitos (melanina – pigmentación), merkel (sensitivas), langerhans (protegen de infecciones) y los corneocitos o células muertas.
- Dermis: Es la capa protectora por lo que es 20 – 30 veces más gruesa que la epidermis. Es donde se encuentran los anexos cutáneos como las glándulas sudoríparas y sebáceas, el pelo, y las células de fibroblastos: colágeno, elastina, reticulina y sustancia fundamental. En esta capa también se encuentran vasos sanguíneos, linfáticos y terminaciones nerviosas.
- Hipodermis: Es el tejido celular subcutáneo que está formado por adipocitos (células de grasa). Sus funciones son de protección, amortiguación, reserva de calorías y es termorreguladora.
Ahora que ya sabemos cómo está formada la piel, debemos tomar en cuenta ciertos factores que interfieren en el tipo de piel de cada persona para tener una pauta de cómo tratarla:
Las glándulas sebáceas y sudoríparas pueden sufrir alteraciones que influyen en las sustancias que secretan, aumentando o disminuyendo su flujo. Por esto, al tener una disfunción de las glándulas sudoríparas puede haber la presencia de sudoración excesiva (hiperhidrosis) o una retención de líquidos en los que el agua se acumula en la dermis provocando hinchazón. Cuando las glándulas sebáceas se alteran, puede haber un exceso de sebo produciendo una piel seborreica o acnéica y también podría afectar produciendo alopecia (caída del cabello). Por el contrario, si existe una deficiencia de sebo, se tornará en una piel seca, desvitalizada o alípica.
Estas alteraciones pueden presentarse por factores como si es hombre o mujer, o la edad de la persona. En hombres, debido a la presencia de andrógenos, predomina la piel grasa; en el caso de las mujeres, por los estrógenos, es menos la cantidad de sebo que tienen, pero en la menopausia existe una descompensación, aumenta la sudoración y disminuye el sebo, dando paso a la piel seca y a la presencia de arrugas.
Debemos diferenciar que no es sólo el tipo de piel de la persona, sino la edad que tiene. Así clasificamos según la edad:
- Recién nacidos: Piel normal, suave, tersa y delicada.
- Niño 1 – 10 años: Piel delicada, propensión a efélides (pecas).
- Adolescente: Mayor sudor y sebo, propensión a acné, puede presentar comedones abiertos (puntos negros).
- Piel adulta – 25 años en adelante: Piel normal, sebo y sudor normal, si existe acné puede deberse a un problema hormonal. Primeras arrugas.
- Piel madura – 40 años en adelante: Piel pierde tonicidad e hidratación, mayor presencia de arrugas y manchas.
De acuerdo a la edad, podemos ahora clasificar la piel según las características que presenta:
- Piel eudérmica o normal: Equilibrio de glándulas, tonalidad uniforme – rosada sin brillo, poros normales, suave, sin aspereza.
- Piel alípica o seca: Sin grasa, reseca, áspera, fina al tacto, sensible, tendencia a envejecer, propensión a arrugas.
- Piel grasa: Exceso de sebo, brillosa, poros abiertos, piel gruesa, resistente, grasosa al tacto, coloración amarillenta y grisácea, no dura el maquillaje.
- Piel mixta: Zona T (nariz y frente) es piel grasa, mejillas es normal o seca. Puede ser al revés.
Para los cuidados de cada tipo de piel, recomendamos el uso de productos naturales, que se pueden hacer en casa y utilizarlos diariamente.
Los pasos que se seguirán son:
- Desmaquillar, higienizar y aplicar mascarilla.
PIEL EUDÉRMICA
- Desmaquillante: Sumerge una mota de algodón en leche entera tibia con hierba luisa o menta, escúrrela y con movimientos circulares, deslízala por tu rostro de dentro para fuera y de abajo hacia arriba.
- Higienización: Realiza una infusión de lavanda y hazte un baño facial de vapor.
- Mascarilla: Prepara una mascarilla con arcilla blanca, agua mineral y frutillas. Aplícatela y espera 20 minutos. Luego humedécela y retírala con agua fría.
PIEL MIXTA
- Desmaquillante: Sumerge una mota de algodón en leche entera, escúrrela y con movimientos circulares, deslízala por tu rostro de dentro para fuera y de abajo hacia arriba.
- Higienización: Realiza una infusión de manzanilla y hazte un baño facial de vapor.
- Mascarilla: Prepara una mascarilla con arcilla blanca y agua mineral. Aplícatela y espera 20 minutos. Luego humedécela y retírala con agua fría.
PIEL GRASA
- Desmaquillante: Sumerge una mota de algodón en yogurt natural y con movimientos circulares, deslízala por tu rostro de dentro para fuera y de abajo hacia arriba.
- Higienización: Realiza una infusión de perejil y hazte un baño facial de vapor. Luego desliza una rebanada de limón en todo el rostro, evitando ojos y labios.
- Mascarilla: Prepara una mascarilla con arcilla verde y jugo de pepinillo. Aplícatela y espera 20 minutos. Luego humedécela y retírala con agua fría.
PIEL SECA
- Desmaquillante: Sumerge una mota de algodón en aceite de almendra y con movimientos circulares, deslízala por tu rostro de dentro para fuera y de abajo hacia arriba.
- Higienización: Realiza una infusión de caléndula con hierba luisa y hazte un baño facial de vapor.
- Mascarilla: Prepara una mascarilla con aguacate y aceite de almendra. Aplícatela y espera 20 minutos. Luego humedécela y retírala con la misma infusión con que higienizaste.
En esta explicación pueden ver que no agregamos la fase de exfoliación. Ésta la omitimos porque los tratamientos que detallamos deben ser realizados diariamente, y la exfoliación se realiza solo 1 vez cada 28 a 30 días, o en el caso de acné puede ser realizado cada 15 días. Pero no es la única razón, debido a que este procedimiento lo debe hacer un profesional que retira de la epidermis el estrato córneo y si se lo realiza sin conocimiento, puede afectar o dañar las demás capas de la piel.
Esperamos que hayan disfrutado este artículo y les haya servido para su cuidado personal! Visiten nuestras siguientes noticias y entérense más sobre todo lo que les podemos ofrecer en el mundo de Libeika Organic Spa!!!