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¿Has escuchado hablar de este síndrome?

Es tan común que la mayoría de personas que utilizan una computadora o un celular lo padece o lo ha padecido en algún momento de su vida.

Es el conocido “dolor de cuello y hombros”. Hay varios músculos pequeños involucrados, pero los más grandes son el esternocleidomastoideo y el trapecio. Al ser tan frecuente, es posible que se le reste importancia, sin embargo, si te cuento que la tensión acumulada en esa zona puede provocar una disminución de tu visión, ¿te preocuparía?

La postura frente a las pantallas es muy degenerativa ya que como nuestra atención está centrada en otros temas, ésta deja de tener importancia y poco a poco nos “rendimos” (así le llamo a la mala postura que el cuerpo adopta cuando dejamos de ponerle atención). Y al tener esa postura de “rendición” durante períodos de tiempo muy prolongados, los músculos se tensan para lograr “sujetar” la columna lo más a salvo que puedan. Ahí inicia la rigidez del cuello y hombros.

Lo peligroso de esa tensión es que los músculos se endurecen y ejercen presión sobre los vasos sanguíneos, arterias y nervios. Al recibir esa compresión, disminuye el flujo sanguíneo hacia el cerebro y hacia los ojos, quedando sin la suficiente oxigenación, por lo que sus capacidades operativas se limitan. Progresivamente se pueden tener síntomas leves como ligeros mareos, letargo, ojos cansados y enrojecidos, visión ligeramente borrosa. Si la tensión continúa, es muy probable que tu visión empeore.

Como el cuerpo es tan noble, trata de ejercer sus funciones al 100% y hace todo por liberar tensión, pero si no recibe ningún tipo de ayuda de nuestra parte, no le queda más que ceder e ir por el plan B que es el DOLOR y los demás síntomas cada vez más potentes hasta que logre llamar tu atención con su alarma de auxilio.

La solución está a tu alcance, adoptar hábitos saludables para ti es muy sencillo. Inicia con pocos minutos y ve aumentando el tiempo conforme tu avance.

Porque invertir en tu bienestar no es un lujo, es una necesidad.