
Hay muchas circunstancias en las que tú eres el centro de atención: tu ascenso en el trabajo, tu graduación, tu cumpleaños, tu boda, tu aniversario, etc. Son momentos que te llenan de alegría, de satisfacción pero también pueden envolverte en situaciones de estrés por ser tú mismo el foco donde se centran todas las miradas. Combate este estado de tensión con un momento en el que de igual manera ¡tú eres el centro de atención!
El momento de un masaje es similar al entrar en un templo, porque es un despojo de toda vanidad y queda lo esencial y más puro de la persona, solo importas tú, pero nada depende de ti, no existe la presión, el tiempo ya tiene etiquetado tu nombre y lo primordial es tu bienestar.
Cuando recibes el masaje, tu mente olvida tus preocupaciones diarias, se desconecta y descansa. Tu cuerpo puede dejar la tensión y reaccionar al estímulo del tacto directo que lo conduce a soltarse, relajarse, fundirse con tu serenidad integral.
El éxito en un masaje es el que tu mente logre desconectarse y tu cuerpo fluya libremente. Recuerda que es un momento para ti, la decisión es tuya, cierra los ojos y regálate esa oportunidad de descansar sin que nada te turbe.